domingo, 22 de marzo de 2015

Fue en aquel día, donde el sol decidió dar más luz que nunca, cuando sentí el primer calor de tu abrazo.
Hace ya un invierno y casi dos veranos del primer encuentro que nos vimos.
Ambos.
Porque al parecer, el primer disparo, lo fijaste tú.
No fue fácil abrirme camino entre tanta espina,
pero al final, logré conocer te.
Tuvo que hacerse la oscuridad para que mostrases un poco de tu luz.
Y qué bonito brillo desprendes..
Los días se fueron corriendo.
Las horas pasaron de nosotros, dejándonos los segundos de miradas y sonrisas que,
confieso,
eran mis mejores momentos del día.
Las noches, sin embargo, se tornaban eternas.

Hasta que cayó aquella tarde donde se hizo mudo el deseo, cuando al fin, me besaste.
Te respondí con una sonrisa involuntaria que quería mostrar te.
Desnuda; sin defensas con las que proteger tus ataques.

Mira, yo no sé hacia donde se dirige esta bala, pero si coincide de camino a casa, recuerda que yo te espero en la cama.

No hay comentarios:

Publicar un comentario