domingo, 31 de mayo de 2015

Generaciones de tierras hundidas.

Lluvia a plomo a pecho des-cubierto
de asfalto y lodo
Tierra yerma del cariño que no dimos
dando cuenta y propina a medias
caídas en suelos, cubiertos de camino.
De aquel, que a espaldas del futuro
nos rendimos ante el pasado "caprichoso"
del volver a ser.
Mi batería está llena de momentos
que, poco a poco, se van diluyendo
en un mar de azufre y destierro.
Profunda marea de una barra
exenta de argumentos.
Solo podrá eximirse aquel que
no se hunda en el charco cubierto de arena.
Aquel que deje sangrar sus rodillas
sin vergüenza de ser el único
arrodillado sobre la tierra.
Que es madre de toda hilaridad.
Abuela de toda condena.
Ellas, ya pasaron por guerras.
Saben lo que es quemarse en plena noche
y conservar las cenizas.
Que tiemblen sus pies descalzos
ante un suelo mojado de espuma
a pie de playa.
De seguir cerrando los ojos
ante todo ataque descontrolado.
Y sonreír ante necios que creen que pronto,
habrá acabado.



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