miércoles, 22 de abril de 2015


Creemos en los vértigos de invernadero.
En los miedos libres y manos atadas.
En las cuerdas por seguridad de que algún día, podamos caernos.

De todos aquellos precipicios que tenemos a dos puertas de distancia para abrirnos.
o cualquier manera absurda que tengas de borrarme la fecha de caducidad
que impuse el verano que nos conocimos.

Al final resulta que duramos más inviernos en primavera de lo que jamás hubiesen creído las suicidas hojas del otoño.

Pisamos aceras vestidas de noche en pleno día.

Y nosotros pensando que éramos eclipse marino.
Espuma y marea.
Orilla profunda de todo charco de lluvia.

Madrid sigue echándonos distancias encima sin necesidad de corrernos por carretera.
con necesidad de apagar cualquier cartel que diga "habitaciones libres"

Seguiré creyendo en tus tronos de princesa, en tus salas de emergencia, en cuando hacemos chispas sin llegar a ser llama.

Seguiré creyendo en todo aquello que griten tus púpilas aunque no sonrían a mis ojos.

4 comentarios: