Tocaste demasiado en la herida como para dejarla abierta tanto tiempo.
Vuelve, no quiero confundirte con las espinas de la flor que, ahora, nace en la última esquina donde nos besamos.
Vuelve, solo quiero eso.
Luego, ya negociamos el echo de que te vayas.
(Ha sido un placer abrazarte)
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